Había una vez, en un reino muy lejano, un príncipe encantado que, cada vez que la doncella elegida para ser su princesa entraba a su castillo, terminaban durmiendo al tocar su cama. El príncipe vivía con miedo porque se le enseñó que todo caballero tiene la obligación de salvar a la doncella justamente de ese mal, del descontento que surge cuando se entra a la cama de un príncipe, y no hay más que hacer que dormir.
La maldición del príncipe era la deshonra entre los caballeros del reino, y la ahora princesa estaba frustrada de tanto dormir.
¿Familiar, no? Esta es la realidad de muchos hombres en la actualidad, vivimos en un contexto machista e hipersexualizado, en el que los hombres viven presionados por cumplir expectativas sexuales que ellos mismos se han impuesto, y que deshumanizan totalmente sus características como simples mortales. Así constantemente se encuentran con la incertidumbre de no ser “suficiente hombre” a la hora de entrar en el acto sexual.
Los miedos más recurrentes que atacan a los hombres, previo, durante, y después del acto sexual son: tener un pene pequeño o la eyaculación precoz, y por ende, el no complacer a la pareja. Estas tres cosas, son la combinación para crear un nivel de inseguridad tal que, termina en muchos casos por hacerles la pesadilla una realidad.
El sexo es un tema que teorizó el hombre, y como casi todo lo que teorizó el hombre, es carente de equilibrio y opinión femenina al respecto. A nadie le sorprende que, al menos en América Latina, la educación sexual sea precaria, y que esto conlleve a crear estigmas sobre el tema. Lo que lleva a verlo como un tabú, e incluso encontrar puntos de vista contradictorios entre sí. Porque en nuestra esfera patriarcal solo hay dos vertientes cuando de sexo se trata: “la mujer que disfruta y ejerce su vida sexual es una “puta”, y si el hombre no hace disfrutar a una mujer durante el sexo es “poco hombre«.
Pero el punto es que, el hombre al creerse sabedor y poseedor de toda información con respecto al acto sexual, no se ha tomado el tiempo de deconstruir su idea de como funciona el sexo opuesto, y la mujer ha estado asustada de no ser juzgada por su sexualidad. Aunque no existe una fórmula infalible para crear un manual de placer, me di a la tarea de anotar algunos puntos que considero importante para comenzar a interesarte por el placer ajeno:
- Siempre pregunta qué le gusta. Sé que suena básico, pero casi nadie se toma el tiempo de hacerlo.
- Di abiertamente qué te gusta a ti. Si no te preguntan, no esperes a que adivinen, la gente no va por ahí leyendo mentes en la cama o el sillón…
- Quítate los prejuicios junto con la ropa. Aprender a respetar los gustos, ajenos y los propios, es placentero.
- Nunca hagas algo que no quieras hacer. Suena más fácil decirlo que ponerlo en práctica, recuerda que nadie puede hacer que te sientas obligado o comprometido a hacer algo durante el acto sexual.
- Es un error creer que lo único placentero dentro del acto sexual es el orgasmo y la penetración. El pre y el desarrollo son importantes, aprender a disfrutar todo el proceso va a hacer la diferencia.
- Los cuerpos perfectos no existen. Esto ni tendría que explicarlo, pero por si las dudas, suelta las inseguridades de tu cuerpo y acepta el cuerpo ajeno.
- No importa quien “termine» o consiga un orgasmo primero. Lo importante es que ayude al otro a terminar. Esto más que un punto debería catalogarse como buenos modales o etiqueta del acto sexual.
Ojalá el príncipe se hubiera tomado el tiempo de organizar sus ideas, para llegar a estos puntos, o la princesa se los hubiera hecho saber… en fin, el sexo es una cuestión individual y aunque yo trate puntos muy generales espero que los analicen, y saquen más de sus experiencias. Por último, quisiera recordarles dos cosas muy importantes, mujeres: hay que empezar a hacernos cargo de nuestros orgasmos, tomar papeles activos dentro del acto sexual, y hablar abiertamente de sexo para recuperar el tiempo que hemos perdido como personajes secundarios de nuestra propia sexualidad. Hombres: el consentimiento es el mejor lubricante, dejen de cargar con ideas machistas sobre sexo, comprar expectativas irreales con respecto a su cuerpo, y al femenino, y nunca sean egoístas con su placer por tabús, ni con el se su pareja, por favor y por su bien.
FIN.