En un stand up de Sofía Niño de Rivera hay un chiste que me ha resonado mucho este último mes: hay gente por la cuál el shampoo trae instrucciones de uso, algunos incluso tienen dibujos por si no se sabe leer. Desafortunadamente nuestros políticos carecen de la capacidad de leer las instrucciones de México, tal vez el Congreso Constituyente debió haberle puesto dibujos a la Constitución de 1917, su error fue pensar que quienes hubieren de gobernar serían personas capaces.
Hace poco la Suprema Corte de Justicia le dio constitucionalidad a la consulta ciudadana en pos del esclarecimiento de las decisiones tomadas por los actores políticos en el pasado. Lo cual, para nada suena a “enjuiciamiento a expresidentes” que es como López Obrador la predica desde su púlpito. Ahora sólo esclarezcamos: ¿Cuáles hechos? ¿Quiénes o qué instituciones estarán a cargo de las investigaciones? ¿Cuál es la periodicidad que se considerará? ¿A qué nivel de gobierno? ¿Cada cuándo se entregarán informes a la ciudadanía? ¿Cuánto tiempo se tomará el proyecto? ¿Cuándo iniciaría el proceso de esclarecimiento? El ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia trata de lavar su voto a diestra y siniestra, pero no deja de oler a mamey.
La no Primera Dama mexicana se dio una vuelta por París-Roma (y no, no hablamos de las calles en la CDMX), con el pretexto de traer de visita piezas arqueológicas mexicanas por aquello del quingentésimo aniversario de la conquista de Tenochtitlán. Además de negociadora, parece tener cara de cartero, porque su marido envió con ella una carta al Papa con el fin de solicitar que el Vaticano se disculpe por la Conquista…otra vez la burra (y el ganso) al trigo.
Según nuestra Carta Magna, el sistema de gobierno de México es una democracia federal con repartición de Poderes. Sin embargo, la realidad es una cruel pantomima de esta idea, ya que Mario Delgado ha decidido que su vocación es complacer los deseos presidenciales (claro, sabe que el señor nunca deja sin recompensa a quiénes son fieles en su servicio). Los 109 fideicomisos (todos) que aquejan de corrupción serán eliminados en la lucha incesante del presidente por atraer más dinero a las arcas de sus programas y más clientes deudores de lealtad a las elecciones de 2021. Durante la Revolución Francesa, hay un periodo conocido como la Época del Terror en que se guillotinó a cientos de franceses, cuyo único crimen fue no estar en el lado correcto del poder: debajo de sus suelas.
Se robaron tres tráileres con medicinas para el cáncer…y ya. Se acabó el asunto, al menos para el gobierno federal. Dieron el comunicado (atrasados, como siempre), se lavaron las manos y los enfermos se quedaron, como se han quedado todo el sexenio: esperando y muchos de ellos morirán esperando.
No hay nada gracioso ni irónico en esta nota, hay indignación e impotencia ante un gobierno que ignora y desdeña a los papás, denotándolos de revoltosos, neoliberales y corruptos. Los únicos papás no corruptos tienen hijos dueños de dos chocolaterías (Andrés Manuel López con sus marcas “Rocío Chocolate” y “Finca Rocío”) o nueras en desarrollos hoteleros en Tulum (Carolyn Addams, esposa de José Ramón López Beltrán, trabaja en una empresa -Stella Holdings- cuya subsidiaria se vio beneficiada con cesión de terrenos en el Área Natural Protegida de Holbox).
Entre octubre y noviembre se reviven muchas tradiciones en nuestro país, propongo que rescatemos una más: los juicios de residencia. Éstos, a groso modo, se hacían a los virreyes cuando terminaban su mandato al frente del virreinato y su objetivo era juzgar si la autoridad había incurrido en actos delictivos o cometido errores graves con el fin de hacerlos rendir cuentas ante el rey y el Consejo de Indias. ¿Imaginan ustedes que se hiciera un juicio a cada presidente saliente en miras a determinar el buen manejo de la administración pública? López Obrador debería ser el primero en apoyar esta idea ¿no? Con aquella obsesión suya de querer enjuiciar a los ex presidentes. Dicen que el miedo no anda en burro, tal vez en ganso sí