¡Feliz Cumpleaños! Por Moisés Campos

Las expectativas son como las estrellas, nunca las alcanzaras,

Pero te ayudan a dirigir tu camino…

Frase del J.J.

 

Cuando era niño no podía correr, me tropezaba y terminaba en el suelo, o terminaba cansado y casi sin poder caminar; seguramente por eso me visualicé como alguien lento. Crecí lejos de aquello que a muchos le causaba orgullo, nunca he metido un golazo, y creo que moriré sin esa extraña sensación que causa la competencia.

 

Con los años me decidí a crecer, y me prometí ser cada día más fuerte frente al abuso, y me descarrilé hacia querer ser adulto. En este momento me declaro incompetente con mi visión de niño, pues ahora más que nunca, no deseo crecer; prefiero mantenerme en la fantasía que deja el soñar mundos diferentes.

 

Dejé de hacer planes, mis decisiones son puntuales, me dejo llevar por corazonadas y sufro de ese extraño momento de ESTAR pero no SER. Dos carreras truncas, dos nacionalidades y otras curiosidades de mí son prueba de eso. Es decir, mi sentido de pertenencia es complicado, no encajo siempre.

En Los Ángeles, California, siempre digo que nací en México para justificar mi acento en inglés o para justificar porqué no hablo lo suficiente. En México es más fácil decir que soy mexicano y que tengo, por accidente, un pasaporte estadounidense: que es real, fue un accidente nacer aquí. En un lugar del que muy difícilmente me he apropiado. A pesar de que vivo y convivo en la ciudad con muchos mexicanos, para mí sigue siendo muy difícil encajar, no por el idioma, ni por la comida, ni por las costumbres, sino por la música que se escucha, que no me llega y que tampoco me representa. Soy una rareza en un mundo tan homogéneo.

 

ESTAR y no SER me ha permitido extraños gustos que se disfrutan en secreto, como analizar desde afuera las pequeñas tribus urbanas. ESTAR en universidad estudiando Economía y no SER economista me ha ayudado a entregarme por completo y con toda vocación (aunque eso sea el declive de mi éxito financiero) a las artes, creatividad y la cultura.

 

Porque ESTAR en L.A. y no SER ciudadano estadounidense me ha permitido escuchar a las personas, disfrutar de sus acentos en español, observar y aprender. Eso en este momento me hace feliz, me ayuda a crear nuevos mundos, a proponer un mejor entorno. Pero entonces ¿Qué soy? En mi defensa diré que soy un PEATÓN*.

 

Soy también de lo que me he enamorado, del silencio incómodo que provocó la declaración de amor a mi crush de la universidad, hasta aquella Polka no bailada con el último amor del que guarda evidencia mi corazón.

Soy también eso a lo que le he vencido el miedo, porque si bien no puedo correr hasta la fecha, me he resignado a viajar ligero y lento. Porque la mejor cocina es la que se cocina con el tiempo necesario.

 

LE HE PERDIDO EL MIEDO a vivir solo, a despertarme temprano, a no dormir, a disfrutar el insomnio. A comer verduras, a mi obesidad, a mi voz no varonil, a mi pelo alborotado que Andrés siempre se inventa, y que sin lugar a dudas me representa cada que me dibuja.

 

LE HE PERDIDO EL MIEDO a decir te quiero, te amo, te extraño. También a olvidar la venganza, a perdonar de corazón, a olvidar, a dejarse llevar, a olvidar las agendas, a disfrutar con poco o con mucho, a siempre reír, a reír juntos, a soñar juntos, a bailar, a hacer el amor.

 

LE HE PERDIDO EL MIEDO a enfrentarme a lo desconocido, a amar a mis amigos heteros, abrazarlos, a extrañarlos, a quererlos. He olvidado el miedo a orinar a cada rato, a aceptar mis defectos, a escribir lo que quiero, a gritar como Yoko Ono (desquiciado cuando sea necesario).

 

LE HE PERDIDO EL MIEDO a conocer extraños y nunca más saber de ellos, a sonreír debajo de un tapabocas, ¿Sabes que se puede sonreír con la mirada? A despedir a los seres queridos, a velar el sueño de un enfermo, a dejar de pensar en quién iría a mi funeral, a vivir sin pareja.

 

Sí, señores: hoy es mi cumpleaños. Y con lágrimas en los ojos escribo este reconocimiento sobre mí, sobre lo que soy, y sobre los que me acompañan. Porque puedo estar solo, pero no en soledad, porque mis amigos y familia siempre me han acompañado.

 

La mejor forma de celebrar es dejando evidencia de lo dichoso que soy con lo poco que he generado, lo que sí puedo presumir, es la frase célebre que mi abuela me heredó: “Más vale amigos, que dinero”.

 

 

¡Dios nos Guarde mas años que celebrar!

 

Con AMOR.

 

Moisés Campos

 

 

 

*“El Peatón” Jaime Sabines

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