Ilusa por Gabo Díaz

¿Han visto un atardecer de colores un domingo por la tarde, o, las olas del mar brillando durante la noche por el reflejo de la luna?

Mirar y embobarte, dudando de lo real que es, como si nunca antes hubieses visto algo similar. Tus latidos se aceleran y empiezas a respirar cada vez más rápido, cierras los ojos y sonríes al sentirte

la persona más privilegiada del mundo por ser tú quien pueda contemplar tanta perfeccionen sólo un momento.

Algo así me pasó. Un volcán estalló en mi mente, tornando los azules un poco mas celestes de lo normal, los días grises ahora son acogedores y las estrellas cada vez cumplen más deseos.

Es como un niño tímido por su pasado, resolviendo su conflicto y disipando las dudas si será conveniente o no, y aún con todo, hace que sonría a todas horas.

Lo sé, suena increíble y de novela, como la sonrisa de los actores de televisión, por cierto, deberían ver cómo sonríe, ¡por Dios que es encantador!

Sus ojos proyectan paz, y muero por saber si su barba raspa como una lija al besar, tal como lo dice una canción, si le gustan las mandarinas, si le agradan los sábados de fiesta y los domingos

en el sofá, o si tiene una manta favorita para dormir en el frío.

Lo curioso es que aún no sabe lo que me inquieta, lo que me puede, y lo que mueve en mi cada que escucho su nombre en algún lugar, el romance que imagino y las reconciliaciones que posibilito ante un probable percance.

Y me odio.

Porque aquí voy de nuevo, con esperanza en el alma, y suspiros mientras voy por las calles escuchando una canción que me provoque pensarle.

No tengo idea si en este momento piensa en mi, pero ojalá me sueñe, quiera encontrarme al caminar, me dedique una canción, o me dedique una sonrisa.

Ojalá me leas

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