Hoy publicaron los periódicos que una falla atraviesa el centro de la ciudad de México. Esto ya lo sabía desde hace mucho, y no por ningún mérito documental: lo sabían mis padres y todos los que vivieron el 85 en la ciudad, sólo que le llamaban "la brecha" o "la franja" de la destrucción. Vi a las colonias Roma, Condesa y anexas levantarse de la decadencia en la que el 85 las hundió, vi cómo tiraron vecindades para volverlas edificios de lujo, como surgían bistros gourmetes cual hongos y nuevas boutiques estilo soho ocupaban las vitrinas de las antiguas tintorerías. En el 2000 se dio una supuesta invasión cultural en la Condesa. Los jóvenes "artistas" y nuevos ricos empezaron a voltear a ver a estos barrios que sorprendían por lo barato de sus rentas, su céntrica ubicación y la belleza arquitectónica de sus edificios, pero había un porqué de tanto glamour empolvado. Mi sueño a los quince era vivir en el edificio Basurto, como buena chilanguita snob de regiones más septentrionales, pero mi padre me abrió los ojos: "enanita, todo aquí quedó mal, se fueron los vecinos de siempre, de ellos quedan muy pocos. Se fueron las comunidades de exiliados y se fueron los intelecuáles, todos se fueron por el miedo mi'jita, por eso se volvió tan peligrosa y de mala muerte después del sismo. Aquí es un pantano, tu barrio está en la antigua ribera, en tierra firme.”
Con el tiempo eso a todos se les olvidó y volvieron las listas de espera para rentar en "Payton place" (-dicen que aquí vivían los intelectuales más importantes de cuando había vida intelectual en México), en el "edificio de las brujas", en el Roxy o en el imponente Basurto.
-sí joven, muchos se fueron, ya nomás queda don Tomás Pérez Turrent, pero hasta Cri cri vivió en la Unidad Condesa.
Y así volvió el lustre momentáneo de esa meca del Art decó mexicano, aunque algunos guardamos desconfianza y recelo a su belleza, a su magnetismo y la urgencia que tenía mi generación de olvidarse de sus tragedias precedentes, subiendo el precio de sus rentas.
-Un día va a pasar una desgracia con tanta torresota nueva en esta parte de la ciudad
-Pero ahora construyen muy bien, no como antes
-¡Pero nomás por el peso de los nuevos! El subsuelo es una gelatina resecada, así es México, seguro nos la volverá a hacer.
Y nos la hizo, y dejé de ser el ave de mal agüero, desafortunadamente.