Pobre Cupido que la flecha has vuelto a errar y al atormentado mortal has hecho enojar, vuelve su vista hacia ti, derrama lágrimas de odio, pobre de ti que duras consecuencias has de afrontar. Pobre Cupido que de tu trono te han bajado y tus alas han mancillado, ruegas por piedad pero esta jamás se te da, de tus labios miles de plegarias salen, pero nadie las escucha y continúan sus torturas. Pobre de ti que en trofeo te has convertido, estás escapando de quienes quieren lastimarte, tan débil estás que tu arco no puedes levantar, no lograrás defenderte por más que lo intentes, has errado la flecha una vez más y ya nada podrás cambiar. Pobre Cupido que huyendo estás y no encuentras paz en ningún lugar, el refugio se te ha negado y, si por azar te llegan a encontrar, por tu vida tendrás que rogar.
La muerte de cupido Por Laura Angélica Briseño Sánch

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