Lo personal es político Diana Cortes

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A Mariana Rodríguez le dio coronavirus y está aislada en la casa que comparte con su esposo, el senador de la república y futuro candidato a gobernador de Nuevo León, Samuel Garcia.

El día de ayer pidieron costillas en salsa barbecue para cenar y las compartieron por un en vivo de instagram mientras estaban en habitaciones separadas y eran vistos por miles de personas por la cuenta de instagram de Mariana.

En algún momento de la transmisión Mariana sube la pierna y esta sale en primer plano a lo que su galante esposo le ordena con su distintiva voz norteña

“¡baja la pierna, se te está viendo la rodilla!” y remata con un comentario profundamente machista “me case contigo pa’ mi, no pa’ que andes enseñando” Mariana se disculpa medio avergonzada y sigue en lo que estaba.

Aunque me pone triste que en pleno 2020 todavía tengamos que convencer a mucha gente de que la actitud que tomó Samuel fue sumamente machista, también es una oportunidad muy valiosa para empezar a hablar de algunos puntos.

El término “lo personal es político” empezó a utilizarse en los movimientos feministas al principio de la década de 1970 cuando, en el auge de la segunda ola del feminismo, los clubes de mujeres volvían a tomar fuerza, ahí se dieron cuenta de que muchas de las situaciones que vivían en sus ámbitos privados -el hogar, la familia, sus relaciones de pareja- eran frecuentes y comunes entre todas y seguían además un patrón que determinaba que no era materia para un análisis más profundo ni para la intervención del Estado. Esta es una de sus interpretaciones, pero al ser un lema tan sustancioso también significa que toda decisión personal, ya sea actuar ante una situación o decidir no hacerlo es también un mensaje político para retar o sostener el orden establecido.

Hoy, 50 años después, a muchos nos cuesta aún entender que la violencia entre parejas es algo sistémico y perpetuado por la sociedad y por lo tanto requiere medidas estatales y sociales que rompan con la idea de no debemos inmiscuirnos en los asuntos privados. Nadie tiene derecho a ejercer violencia en la comodidad de la privacidad y es momento de que todos tengamos esto muy claro y muy arraigado: debemos actuar ante cualquier señal de alarma. Lo personal es político.

Este episodio bochornoso también sirvió para poner sobre la mesa una iniciativa de reciente creación que está siendo impulsada por varias diputados feministas y se trata de la iniciativa “3de3 contra la violencia de género” que consiste en que todo candidato a un cargo de elección popular deba presentar en un ejercicio de acceso a la información constancias de que no es un agresor sexual, no tiene cargos ni denuncias por acoso y no es deudor de pensión alimenticia. Porque lo personal sigue siendo político y cualquiera que pretenda representar a la población desde un curul o en alguna alcaldía debe tener bien claro que su compromiso es también con todas las mujeres y será su deber gobernar con perspectiva de genero, asi que dificilmente podremos confiarle las tareas del Estado a alguien que le ha fallado incluso a las mujeres que conforman su círculo social más cercano.

La tercera cosa que destaco es la imperiosa necesidad de la sociedad en hacer responsable a las mujeres de las pésimas decisiones de los hombres. La culpable es Mariana por permitir que le hable así. Las culpables son las compañeras de partido de Samuel por no afrontar las consecuencias por el. No. Samuel es un hombre adulto que debe hacerse cargo de su comportamiento y asumir las consecuencias. No las mujeres, nunca las mujeres.

Lo que pasó entre Samuel y Mariana no es un hecho aislado, no fue una mala noche y no es algo que deba quedarse en el ámbito privado. Es algo que impacta en la política del país y que está en nuestro poder definir de qué manera lo hará ¿lo dejaremos pasar y aceptaremos las disculpas huecas de Samuel o ya estamos listos para comprender que un hombre sin tacto para tratar a su esposa no puede gobernar desde una postura que favorezca a las mujeres y por lo tanto ninguna debería votar por el?

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