Surgieron en twitter publicaciones de personas que apenas tienen la mayoría de edad en las que se enorgullecen de haber adquirido, “sin ayuda de sus padres”, un automóvil. Por cada una de estas publicaciones también aparecen notas al pie de quienes suponen que los padres de éstos nuevos deudores de créditos automotrices les proporcionan alimento, educación y vivienda, restando mérito a la compra de un coche, que es “el segundo esfuerzo económico, tras la adquisición de una vivienda, en el núcleo del mundo capitalista”.[i]
Para los segundos, pagar renta, colegiatura y comprar la despensa “tú solito”, consecuencia e indicio de una cierta libertad financiera, parece una piedra en el camino que les impide hacerse de un automóvil. Pero igual que para los primeros, ellos su expresión da a entender que los padres tampoco aportan en absoluto ningún esfuerzo y/o recurso para que puedan vivir lejos del nido.
Los yo solito vs Los sin ayuda de mis padres
Sin embargo, de acuerdo a un estudio realizado por De las Heras Demotecnia, en México solo el 37% de los llamados millennials[ii] no viven con sus padres, el 75% recibe educación gracias a que su padres la pagan y apenas el 4% tiene un ingreso de al menos 5 salarios mínimos ($13,254.00) que permitirían a una persona ubicarse en el nivel socioeconómico de la clase media y garantizarle acceso a servicios y satisfacer necesidades básicas.
Parece descabellado pensar que ese 4% de millennials que tienen ingresos superiores a los del 95% de la población en México (según el comparador de salarios México Desigual de Pájaro Político) han tomado la decisión de o vivir solos y pagar todas sus cuentas o comprarse un coche de agencia.
Así que, en ambos bandos hay quien miente y recibe ayuda de algún lado, de sus padres, amigos, pareja, parientes cercanos y/o el Gobierno y, acá entre nos, no tiene absolutamente nada de malo.
Justamente estas relaciones son las que permiten a los individuos adaptarse y salir adelante en la sociedad, en otros rubros mucho más importantes que los de la adquisición de bienes de consumo, se les conoce como Redes de apoyo primarias y son vitales para muchos.
Por lo tanto expresiones como “Yo solito” y “Sin ayuda de mis padres” más que una verdad podrían ser un indicio del camino individualista que las nuevas generaciones están tomando. En última instancia “el automóvil es el objeto social que representa lo individual”[iii] y su consumo una muestra de hacia dónde nos dirigimos como sociedad.
[i] Anta Félez, J. L. (2015): “El automóvil: genealogía de un objeto de poder”, methaodos.revista de ciencias sociales, 3 (1): 93-106. http://dx.doi.org/10.17502/m.rcs.v3i1.72
[ii] Personas nacidas entre 1980 y 1995
[iii] Anta Félez, J. L. (2015): “El automóvil: genealogía de un objeto de poder”, methaodos.revista de ciencias sociales, 3 (1): 93-106. http://dx.doi.org/10.17502/m.rcs.v3i1.72