#SinFumar Por José Luis Zorrilla

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#SinFumar

Pláticas con mi mono: La Histeria

Escribo desde el baño, con un mono de peluche que mira como mi cuerpo escurre litros sudor. Arriba, en mi cuarto, empieza a sonar Sweet Nuthin’ de Velvet Underground. Acaba de haber desfile de balas por parte de la Guardia Nacional y se llevaron a un encapuchado que mañana será estrella local en los periódicos. Todos ya han de andar diciendo quién es la nueva celebridad que capturaron las autoridades para entretener. Poco importa, poco cambia nada.

‒No escribes desde el baño, escribes desde la histeria.‒ El mono tiene razón. En estos tiempos o todo lo aceptas con completa parsimonia o te revientan los nervios.

Todo esto se complica si eres un exfumador. Aunque esta vez fueron las circunstancias las que me orillaron a dejar del dulce tabaco, no pienso rendirme por mucho que me zurre cada que pasan 4 camionetas de la policía a mi lado en un semaforo en rojo.

23 años. Fumador desde los 15. Mi record máximo sin fumar era de 3 meses aproximadamente. Perdí la cuenta de las veces que he intentado dejarlo. Mis favoritos; Malboros rojos, que me calen sabroso, a ver si me raspaba suficiente la garganta como para arrepentirme. No más información sobre mi experiencia fumadora, esto no es un texto de apoyo para que otros intenten o se animen a dejarlo. El registro es personal.

Ahora ya voy a superar los 4 meses sin fumar y me es dífcil por varias cosas; 1) Nunca me consideré a mi mismo como un adicto, 2) no me consideraba adicto por que más que la sensación de placer, lo que me gusta es el sabor, 3) el hecho de que el punto 2 sea real complica las cosas, 4) ¿a quién no se le antojaría un cigarro después de ver a cuatro camionetas de la Guardia Nacional pasar frente a tu casa, armados hasta las nalgas y con los rostros cubiertos a mitad de la noche?

El mono dice que no debería estresarme tanto, que además él ha estado para cuidarme desde que era un niño. A ti se te puede volver a poner el relleno si te lo sacan a tiros, a uno no. He visto como recogen en la calle a gente inocente, unos quedan con todos los intestinos de fuera pegados al piso, y esos no se meten otra vez tan fácil, le respondo.

A veces que paso por lugares en los que hace apenas unos minutos mataron a alguien. Estas imágenes pasan por mi mente tranquilas, como cuando reviso el feed de mi Facebook. Paso días en los que me siento muy irritable, me pregunto si son mis problemas, no creo, cuando estoy en otro lugar todo lo arreglo más simple, tal vez es mi abstinencia, extraño mucho el sabor y el pesar de mis pulmones, o tal vez es el constante estrés por terminar con una bala perdida. Maldita sea, hasta nos quitaron la capacidad para decidir cómo arruinarnos o ir acabando con nuestras vidas. Estas se han visto reducidas al azar de la violencia.

¿Qué tan surreal debe ser la vida para que un recuerdo de mi infancia tenga que irme guiando por mi casa de vuelta  mi cuarto, tratando de calmarme y repitiendo que la balacera ya pasó y todo estará bien? Tal vez sea mi abstinencia, me provocó esquizofrenia o algo así. No, no es eso. La abstinencia al cigarro no provoca alucinaciones. Además los muertos son reales, eso es clarísimo. Conclusión; el mono es la alucinación, la violencia la droga. Dicen en Trainspotting 2: eres un adicto, sólo sé adicto a algo más. El problema de esta droga es que nadie la elige y no la están inyectando aunque no queramos.

A dos cuadras de mi casa, cerca de donde agarraron al nuevo narco de pacotilla que usan sólo para decir que agarraron a alguien, un señor resiste vendiendo Hot Dogs (tremenda calidad de sabor para que no lo hayan quitado aún). Ya está guardando sus cosas, he ain’t got nothing at all, y es que aún tiene su negocio, pero ya nadie sale a la hora que él empieza a vender. Yo voy subiendo a mi cuarto. Empieza el último coro, el que tiene más fuerza de la canción. Revienta el sonido de un disparo otra vez en mis ventanas. El señor cae sobre aquel carrito que lo ayudó a darle de comer a su familia por años. Ojalá fuera catsup la mancha que lo cubre por completo. Yo de vuelta al baño. Quisiera dejar de tener miedo a volverme en una nada que para nada es dulce. El mono pensando que no sería mala idea conseguir un arma, por si las moscas.

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