Max y Ella. FIN por Mónica Menárguez Beneyte

Cuando realmente te gusta un grupo de música no eres fan de sus éxitos sino de sus caras b.

A Max le gustaba Eva, pero no por lo que los demás veían en ella, sino por lo que veía solo él. Pero Eva nunca lo llegó a saber. A Eva le gustaba Max por muchas cosas, pero sobre todo por todo lo que se había imaginado acerca de él, ese mundo inhabitado que debía existir tras sus misteriosos ojos negros.

Posiblemente eran sus rarezas lo que a ambos les unía, o simplemente la atracción de dos desconocidos. Hay personas que se encuentran en una calle peatonal atestada de gente, cruzan sus miradas entre la multitud, se gustan, pero no vuelven a verse nunca más.

Y así es como existen historias inacabadas como caminos cortados que terminan en abismos que podrían haber sido maravillosos.

Max y Eva descubrieron que todas las historias que acaban son tristes, pero aquellas que no comienzan son agridulces.

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