Mamá estuvo 24 horas en labor de parto
tanto tiempo sin querer nacer
para llegar a los 30
con un coche al que no le sirven los limpia parabrisas.
Mal que toque llorar delante del semáforo
y que esconderse en el volante
no evite una mentada.
He dejado de mirar el retrovisor
para evitar las caras de los conductores
que dirán
loca
mujer deprimida
idiota,
eso es más intimidante
que detenerse
a mitad del trayecto
para no llegar a casa.
Mal que se descomponga la direccional
de tu vida
del retorno
de la calle en doble sentido.
Bien porque ya tengo licencia de conducir.