EL NARCO Y EL TALIBÁN: RELACIONES MÉXICO-AFGANISTÁN Por: Daniel Gutiérrez

Misteriosos son los caminos que llevan a los mexicanos a conquistar lugares que muchos de nosotros vemos lejanos o sólo conocemos por los libros o la televisión. Más de una vez nos hemos enterado de paisanos que se encuentran habitando en los confines de nuestro planeta. Desde Groenlandia hasta la Tierra de la Reina Maud, los mexicanos llevamos el país a donde nos encontremos.

 

Estos días hemos observado expectantes los acontecimientos políticos que han sacudido al mundo en la región afgana. De nueva cuenta el Talibán (que quiere decir “estudiantes” en pashto) que había perdido el poder en 2001 tomó el control del país entero poniendo en jaque a las potencias regionales y a las occidentales.

 

Para un mexicano promedio, la cuestión afgana y las relaciones políticas con Oriente Medio parecerían lejanas y hasta un tanto vanas, pero no es el caso. Difícil es encontrar fuentes históricas o documentales de las relaciones políticas, diplomáticas y económicas entre dos países no tan disímiles como lo son México y Afganistán. Es por eso que hoy pretendo presentar una breve aproximación entre estas dos naciones que tanto han sufrido el intempestivo embate colonial de las potencias en turno.

 

DIPLOMACIA Y LITERATURA.

 

No existe mucho al respecto, el primer documento oficial que figura en el archivo histórico-diplomático nacional data del 12 de enero de 1879. Es un reporte enviado a la Ciudad de México por la legación mexicana en el Reino de Italia que informaba los conflictos suscitados en la Segunda Guerra anglo-afgana que no tuvo más eco que el de la gaveta donde se encuentra el día hoy.

 

Quiero creer que los diplomáticos mexicanos fueron brillantes al advertir al gobierno de Porfirio Díaz de los avances colonialistas del Reino Unido en Oriente Medio y en los territorios aledaños a la India Británica dejando entrever el peligro que representaba seguir pugnando por las Honduras británicas, hoy Belice.

 

Octavio Paz, además de magistral poeta, fue un diplomático mexicano excepcional. Leer las notas de Paz como embajador es una verdadera delicia literaria.  El Premio Nobel de Literatura fue nombrado embajador de México ante la India en 1962 que esos momentos era la legación concurrente en el entonces Reino de Afganistán.  En Viento Entero, Paz describe el mercado de Kabul con imágenes comunes que nos transportan sin escala a la capital afgana y a sus ruidosos comercios:

 

Los montes son de hueso y son de nieve (…)

 

Molino de sonidos/ el bazar tornasolea/ timbres motores radios/ el trote pétreo de los asnos opacos/ cantos y quejas enredados/ entre las barbas de los comerciantes/ alto fulgor a martillazos esculpido/ En los claros de silencio/ estallan/ los gritos de los niños/ Príncipes en harapos/ a la orilla del río atormentado/ rezan orinan meditan.

 

Hermosa descripción del bullicio y el desorden que caracterizan tanto a los mercados de ambos países.

 

LA INVASIÓN Y EL CANCILLER

 

En la década de 1970 hubo un fuerte golpe de estado que fulminó la Monarquía en Afganistán, estableciendo un gobierno de pro soviético que buscaba implementar los valores marxistas-leninistas en aquel país.  El nuevo gobierno inicio una serie de reformas que incluían la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, una reforma agraria integral y demás políticas soviéticas en materia de administración y gobierno lo que provocó la desconfianza del sector rural y más tradicional de la población.

 

Las protestas en contra del régimen afgano desencadenaron episodios de violencia generalizada, trayendo el caos y la incertidumbre. Es en este momento en el que un actor tan importante pero abusivo como la URSS interviene en aquel país buscando establecer la paz en la región probando una guerra encarnizada entre el endeble gobierno títere de Moscú y los rebeldes financiados por Estados Unidos.

 

México y varios países más alzaron la voz para condenar la descarada intervención militar en Afganistán de la voz del otrora canciller Jorge Castañeda que pronunció un discurso enérgico y se votó a favor de la resolución que exigía el retiro del ejercito rojo del territorio afgano.

 

“a nuestro juicio[,] no había duda alguna de que estamos en presencia de una invasión, de una intervención armada y que existía el deber [de] exigir al Consejo de retirar las huestes extranjeras que se encuentran

en Afganistán”.

 

La Guerra ruso-afgana, terminó con la endeble estabilidad postcolonial que había en el país y con el auge de un gobierno fundamentalista islámico que impuso la Sharia como nueva constitución nacional.  Mismo grupo que hoy después de 20 años retornó y ganó el poder a través de la violencia.

 

Las historias se cruzan entre México y Afganistán por el tremendo drama del tráfico ilegal de armas y del descarado financiamiento a grupos por parte de gobierno extranjeros.

 

2001 y 2021

 

Conocemos bien los acontecimientos que sacudieron al mundo en 2001. El hegemón había sido atacado en casa y los responsables debían pagar las consecuencias. La respuesta fue una invasión que buscaba derrocar el brutal régimen Talibán (apoyado anteriormente por EE.UU) y acabar con el terrorismo mundial. Afganistán de nueva cuenta fue invadido por una potencia extranjera y la paz se estableció, otra vez, por medio de la guerra y las armas. El gobierno impulsado desde Washington revocó las prohibiciones de corte islámico y una nueva era comenzó para el tan golpeado país

 

Veinte años después, la historia se repite y el Talibán, armado hasta los dientes, derrocó al gobierno apoyado por Estados Unidos. Éste comenzó a retirar sus tropas del territorio desde el año pasado, y que culminó con el exilio del presidente Ashraf Ghani Ahmadzai y la desesperación del sector urbano nacional.

 

Hoy como en 2001, el Gobierno de México abrió las puertas a los afganos que decidan salir de su nación y buscar acogida en la nuestra. La larga tradición política de ser un país receptor de refugiados y asilados políticos pone el nombre de México en alto.

 

De viva voz Marcelo Ebrard informó a la población que al día de hoy no se encuentran reportes de mexicanos que estuvieran de visita o residiendo Afganistán. Lo que resulta poco creíble pues, como se dice coloquialmente y como mencioné en la introducción a este artículo, mexicanos hay hasta por debajo de las piedras.

 

Hablar de Afganistán es confrontarnos con nosotros mismos. La violencia, la falta de libertades fundamentales y la debilidad institucional nos obligan a la reflexión. Si bien no hay un peligro real de un levantamiento de corte religioso, existen varios poderes fácticos que amenazan la estabilidad nacional y la seguridad de todas y todos los ciudadanos. Es por eso el título del presente artículo.

 

 

COLOFÓN ECONÓMICO

 

La economía de Afganistán depende principalmente de la agricultura, pues el 90% de su población se dedica a este sector principalmente en la producción de cereales, frutos secos, algodón y la siembre de la papaya.

 

Para 2019, las exportaciones de Afganistán hacia México tuvieron un valor total de 1.76 millones de dólares, según el Observatorio de Complejidad Económica.

 

Los principales productos que exporta Afganistán hacia México son: Piezas para el uso de aparatos usado en protección de circuitos eléctricos, artículos de plástico y otros materiales, alambres y cables eléctricos, artículos de plástico para el transporte y embalajes, aparatos eléctricos para conmutar y teléfonos móviles.

 

Esperemos que ambos países pronto puedan encontrar la paz y sacudirse el terrible yugo de la guerra, la muerte, la impunidad y la destrucción.

 

 

Fuentes      

 

Paz, Octavio. (2014). Viento Entero. México: Conaculta.

 

Varela, Hilda & Lasel Sánchez, Indira . (2010). Historia de las relaciones internacionales de México 1821-2010, Africa y Medio Oriente. México: Secretaría de Relaciones Exteriores.

 

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