Considerando que la libertad de expresión en México, se encuentra sumamente fragmentada porque desde la infancia no se le enseña los niños a pensar, así que cuando son personas adultas, no se cuestionan acerca de los hechos que ocurren en su entorno, o se cae a la conformidad de pesar que con un cambio pequeño no va a influir a la transformación de una sociedad, es lamentable ese pensamiento pues como lo dijo el autor uruguayo Eduardo Galeano “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, puede cambiar el mundo”. Resulta una frase bastante interesante; un ejemplo de ello es un maestro, una persona que se dedica a transmitir la educación ya que genera un asombro en el otro, una influencia que será de gran importancia en la vida de una persona, de ella dependerá si cambia su forma al ver el mundo, pensar, analizar y la resolución de problemas.
No se habla de educación por el sentido del nivel de conocimientos que se tenga, pues de nada serviría que una persona tenga un gran nivel académico si es envidioso con los conocimientos, si es una persona prepotente y enseña de una manera poco efectiva, pues se enseña con lo que eres o con lo que sabes.
Para poder generar un cambio en la libertad de expresión y que las personas no sean censuradas con lo que dicen, es necesario que primero piensen que es lo que dice, de nada servirá que exista la libertad de expresión si no hay capacidad de reflexión, esto va también a los políticos o personas que no aceptan opiniones de los demás, lo censuran o simplemente se juzga por no pensar igual que los demás. Parafraseando a George Orwell: “La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír”. Confío plenamente en que llegará la verdadera libertad de expresión cuando se enseñe a pensar y a aceptar que nadie es igual, cuando se cómpreda el significado de la otredad, la cual se trata del reconocimiento del Otro como un individuo diferente, que no forma parte de la comunidad propia. Al reconocer la existencia de un Otro, la propia persona asume su identidad.
Cuando las personas se vuelvan empáticas y respeten los puntos de vista de cada individuo, el entorno puede cambiar, pero es necesario empezar por uno mismo, cuestionando y no teniendo miedo al qué dirán, comenzando con la familia, amigos y demás. Confío plenamente en la gran diferencia que puede existir.
Finalizo citando a Guillermo Fadanelli cuando habla de su crítica al mundo en el que vivimos “Yo regularmente soy un pesimista falso, porque pese a tener escazas esperanzas del progreso de mi sociedad aún así tengo curiosidad y creo que escribiendo libros puedo influir un poco para detener la maquinaria que destruye al individuo y lo convierte en nada, lo convierte en una capa geológica”.
Fabiola Fernández