SONETOS 18 Y 19 DE WILLIAM SHAKESPEARE (Versiones de Aleqs Garrigóz)

SONETO 18

¿Debo compararte a un día de verano?
Tú eres más amable y más atemperado.
Rudos vientos baten los amados capullos de mayo,
y el arriendo del verano vence en fecha tan corta;
a veces demasiado ardiente el ojo del cielo brilla,
y a menudo está su dorada tez oscurecida;
y cada beldad de la belleza alguna vez declina,
por casualidad o por el cambiante curso de la naturaleza
desmedida. Pero tu eterno verano no menguará,
ni perderá la tenencia de esa hermosura que tienes,
ni la muerte se jactará de que reposas en su sombra,
cuando en eternos versos del tiempo tú crezcas.

Tanto como los hombres puedan respirar, o los ojos ver,
tanto viva esto, y esto te dé vida.

SONETO 19

Tiempo devorador, despunta las garras del león,
y has la tierra tragar su propia dulce progenie;
arranca las afilados dientes de las fieras fauces del tigre,
y quema el longevo Fénix en su sangre;
haz felices y tristes estaciones mientras flotas;
y cualquier cosa que desees, tiempo de pies veloces,
al ancho mundo y a todas sus dulzuras que desvanecen.
Pero yo te prohíbo un atroz crimen:
¡oh, no marques con las horas la hermosa frente de mi amor,
ni dibujes líneas allí con tu antigua pluma!
Déjalo intacto en tu incontenido curso,
como patrón de belleza a los hombres venideros.

¡O bien, haz lo peor, viejo tiempo! A pesar de tu maldad,
mi amor en mis versos siempre vivirá joven.

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