¿Te has detenido a observar tus manos? Observarlas en serio. No sólo analizar su fisonomía, sino sus infinitas habilidades y potencialidades. ¿Has notado que, cuando hablas, ellas tienden a hacerlo por sí mismas o, a veces, cuando el silencio reina, ellas lo dicen todo? Con las manos, por ejemplo, los niños descubren el mundo y muchos ingenieros avezados dibujan en el aire sus ideas en un intento por concretarlas. Con el gesto de una mano se puede salvar la vida o decidir la muerte, sostener o destruir un alma… ¿Hay algo de lo que no sean capaces las manos? Piensan, sueñan, pueden, incluso, siendo su naturaleza táctil, acceder a lo intangible. Las manos todo el tiempo danzan, hablan y danzan, su lengua es una danza.
¿Qué pensarían sobre sus manos esas personas virtuosas en cuanto a las palabras sonoras, medidas y rimadas, el gremio de los poetas barrocos de tinta y pluma? ¿Habrían pensado alguna vez en sus manos no sólo como una herramienta de escritura, sino como sustento del habla? ¿Habría contemplado sus manos Sor Juana (o su voz poética) en la travesía filosófica del “Primero sueño” cuando el alma de la mujer brota del cuerpo y lo observa? Probablemente sí, seguramente.
Con dos actrices declamadoras, una sorda y una oyente, la compañía Seña y Verbo traslada el famoso poema de la escritora novohispana al plano escénico, en donde la traducción no sólo implica un mero cambio de signos, sino una interpretación en más de un plano lingüístico: la Lengua de Señas Mexicana (LSM), el arte audiovisual y la danza contemporánea. Con una selección de los pasajes más representativos e interludios musicales y dancísticos a cargo de El Circo ContemporáNEO, además de una serie de animaciones donde actores sordos cuentan con señas relatos, transcurre el viaje sorjuanino en pos del entendimiento.
A la fascinación nocturna que habita de por sí la composición en la que una mujer duerme y, en su sueño, el Alma se eleva y acerca a las verdades metafísicas plenas, se suma la fascinación del movimiento corpóreo, los trazos, las imágenes y las emociones proyectadas por las manos. En el discurso, el cuerpo parece ser un obstáculo para el conocimiento; sin embargo, en esta propuesta, las manos son el medio más lírico.
Descubre el Alma, en el transcurrir de los versos y la ensoñación, que el saber todas las cosas supone cargar el peso del mundo y, humilde, acepta que no puede comprenderlo todo –convendría añadir que no todo puede conocerse por los mismos medios–. Mas, al despertar, sus sentidos se hallan renovados: sus ojos perciben intensamente los colores, las luces… ¿por qué el lenguaje de las manos no podría ser igualmente un elemento imprescindible y resignificado? ¿Y qué pasaría si faltara tanto la audición como la vista? El tacto, agente o paciente, seguiría despierto, como desde el vientre y hasta que llegue la muerte.
La amplitud del saber que descubre una Yo despierta existe en el arte, incluso más complejo en sus hallazgos inefables; pero su maravilla está en la simpleza de sus medios tangibles, simbólicos y diversos. Por eso, la poesía puede existir sin el sonido, tal como lo demostró Seña y Verbo; por eso, en su universalidad, es traducible (aunque no idéntica) a cualquier lengua, a cualquier forma de conocimiento.
Seña y Verbo | El Circo ContemporáNEO
Yo despierta
19 y 20 de octubre de 2022
Teatro Cervantes
Fotografía: cortesía FIC