Para que no extrañe el Mayab Por Joan Carel

“Las historias de las mujeres se repiten sin importar la geografía”, declara Inmaculada (la dramaturga) a sus primas Sagrario y Jesusa. La muerte de La tía Mariela las ha reunido esta tarde en una casa tradicional, de techos altos, columnas, puertas rústicas y un enorme jardín. Sin planearlo, propician una tarde de amigas echando chisme con su jovial acento y humor yucateco, donde las peripecias de sus doce tías llamadas con “M” son el tema de conversación.

Marbella, Marcela, Marissa, Melisa, Mabel, Marilyn y Martina son invitadas mediante el recuerdo a la reunión. Las risas acompañan cada una de las historia con las que, inevitablemente, alguna de las primas se identifica, incluso mediante una posesión espiritista (Montserrat Marañón) o un muy producido espectáculo de cabaret (Alejandra Ley). Pasan los minutos, los cafés y las copas acompañados de música tradicional y zapateado yucateco, los cuales sirven como entremés para cada narración.

“Me puse a pensar…”, suspira Inmaculada producto de la catarsis, pues cada tía, igual que ella, había sufrido por amor, o mejor dicho, por los prejuicios inculcados desde hace siglos y heredados hasta hoy. Después de recapitular los variados y jocosos enredos con un sacerdote, un tierrero, un busca tesoros, un anciano seductor-estafador e incluso un patrocinador de cirugías transgénero, las tres mujeres descubren en las vidas de sus queridas tías algo que para ellas es una verdad universal: “Se enamoraron como se enamoran las mujeres inteligentes: ¡como idiotas! Por amor, por los hombres, por las reatas, por p…”.

A pesar de todo, la mayoría de las tías tuvieron, al menos en sus últimos días, una vida feliz. Algunas murieron con una enorme sonrisa, sin importar que era a causa de un cínico engaño; otras hallaron independencia y autonomía después de sacrificar y sufrir. Pero Mariela, sin su único hijo, lejos y sola se fue a morir. Esa es la misión de las sobrinas en esta obra “hidroyuca” o “yucaliente”, como dice Conchi León, llevarle un poquito de tierra sureña para que no extrañe el Mayab, y unas semillitas de ceiba sagrada para que florezca por fin.

Esta es la historia de cómo “las personas se vuelven historia”; cómo tres mujeres, seis, doce, todas son prodigiosas; cómo una escenografía aparentemente sencilla y bien ensamblada es majestuosa; cómo una comedia regional es, sin duda, un arte mayor.

Once Once Producciones
La tía Mariela de Conchi León
23 y 24 de octubre de 2018
Teatro Principal

Fotografía: Carlos Juica (Cortesía FIC)

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