En definitiva, los conciertos en la explanada de la Alhóndiga se disfrutan más desde la gradería, particularmente si de bailar se trata. Aunque el espacio entre cada escalón sea reducido, la música, cual hada encantadora, dota a los asistentes de habilidades para lograrlo, ya sea marcando el compás con los talones, meneando los hombros y la cabeza o, de pie, balanceando el cuerpo y dibujando curvas con la cadera y la cintura. Es mejor desde la gradería porque cada individuo se suma al baile colectivo como agua de un mar ondeante.
La salsa fue la invitada de honor durante el primer fin de semana del 51 Festival Internacional Cervantino en manos y voces de La-33, agrupación colombiana, y la Orquesta Aragón, de Cuba; ambos, aunque similares en género, particulares en esencia y personalidad.
Quizá fue por la energía del eclipse solar ocurrido al medio día del sábado, o quizá solo porque así lo demandó La-33 desde su arribo al escenario con la canción del mismo nombre e invitación a gozar, acción inmediata con el sonar de las congas y el timbal. Entre cumbia, rumba, mambo, boogaloo, bolero en homenaje a México y salsa “de la montaña de Bogotá”, la orquesta dio evidencia de su alegría representativa con canciones icónicas, como “La pantera mambo”, “Ran kan kan” y “La soledad”; incluso celebró el cumpleaños de uno de sus integrantes con «Las mañanitas” en un estilo local.
Rumbo al final del concierto, la audiencia entera bailaba como si ese fuera su estado natural y con la misma carita feliz de los niños que disfrutaron desde la primera nota; incluso los más escépticos o renegados se llenaron de asombro cuando se escuchó, en voz de la trompeta, la introducción de “Something about us”, de Daft Punk, versión salsa. Todos de fiesta cantando según las instrucciones del vocalista y una orquesta agradecida de corazón.
Si la noche del sábado fue rica, la del domingo fue deliciosa con la octogenaria ―si no es que perpetua―, Orquesta Aragón, patrimonio intangible de la humanidad por su legado de charanga y son cubano. Con una flauta protagonista en la mayoría de las piezas, segura y ágil (René Herrera), los músicos consagrados en su disciplina (como Orlando Pérez en el piano) y jóvenes promesas llenos de entusiasmo (Danrys Navas, uno de los percusionista quien de baile dio cátedra), ejecutaron danzón, bolero, chachachá, salsa, mucha salsa, y el tradicional son cubano infaltable. Los años cincuenta volvieron a la vida en la explanada donde, para sorpresa de la mayoría, no sólo la gente de más edad bailaba chachachá de manera fluida ―habría que volver a ponerlo de moda con su sutil picardía y elegancia―.
Un sueño pareció ser para los artistas volver a este país, por lo que dedicaron, a modo de celebración y agradecimiento, un popurrí de boleros vueltos famosos por la interpretación de cantantes mexicanos. “Silencio que están durmiendo los nardos y las azucenas” reinaba en la noche y las parejas, abrazadas o tomadas de las manos por el baile, se besaban tiernamente recordando épocas doradas o proyectando romances sin final, mientras varios cubanitos entre el público rememoraban, con amor y las faces más sonrientes, sus infancias y juventudes en la isla natal justamente con esta música en la radio.
Qué ganas de ser colombianos, qué ganas de ser cubanos y bailar cada día a pesar de todo, aunque los mexicanos también lo hacen, todos los latinoamericanos lo hacen. Qué afortunado fin de semana.
La-33
14 de octubre de 2023
Explanada de la Alhóndiga
Fotografías: Mayra Mope (cortesía FIC)
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Orquesta Aragón
15 de octubre de 2023
Explanada de la Alhóndiga
Fotografías: Carlos Alvar (cortesía FIC)