No tengo idea de cómo desnudar el corazón de a poco.
Cuando me destapo lo hago como si de inauguración se tratara, pero es que no es para menos, pocas veces llega alguien a tocarme con tanta delicadeza que destruye de una vez las barreras que construyo cada vez que se van.
El problema de hacerlo así, es que dejo ver hasta las cicatrices que dejaron cada una de las estocadas pasadas y eso puede asustar, porque hoy en día no se sabe querer con intensidad, así que intento cubrirme, torpemente, sin conseguirlo, porque así quiero yo, intenso, entonces llega el miedo.
Tengo miedo a que me rompas en tantos trozos que ni los años puedan reconstruirme, sabes bien que, de no ser por tí, seguiría sin sentir la más mínima pizca de interes por nadie. Por eso tengo pánico a que encuentres tu sabor preferido en otros labios, se me hace un nudo en la garganta al pensar que si te vas, lo harás con mi llanto en la espalda, porque ahora es justo cuando mi pecho se ha quitado la coraza.
He llevado el pasado a cuestas, sin tomarle importancia hasta que me enamoro, entonces recuerdo lo vivido y me pongo a temblar.
He aprendido a querer de muchas maneras distintas y al final la misma escena: se van.
No por ello me cerré al amor, a esa ilusión que llegó con tu sonrisa, a esa alegría que provoca tu voz y a ese tremendo desmadre que provocas con una mirada. No sé por qué me da tanta vergüenza escupir ‘te quiero'’ por la boca, supongo que es por el bullying que otros corazones le hicieron a cada palabra dicha, a cada acción hecha, por eso decidí escribir, porque así no me pueden callar antes de terminar de hablar.
Tenía miedo a enamorarme de ti, pero luego me sacudes las entrañas con tu presencia, haces que todas las letras de los poemas que inspiras sean lo mejor del amor, aunque nada esté escrito, sabes también que soy la primer persona que siempre dice eso de 'tirarse sin paracaídas', eso de no esperar y aventurarse, de no dejar escapar, pero confieso que cuando has sentido tantas traiciones y mentiras, el estómago se te cierra de golpe y el corazón no sabe qué hacer.
Por eso no sabía si abrir la puerta para dejar salir lo que siento dejando entrar lo que provocas, no sabía si debía, entonces me enamoré, aunque tú no.