Revisar el programa del FIC y encontrarse con un evento de danza que promete fusionar en la misma coreografía a bailarines e ingeniería mecánica, probablemente hizo que muchos se tallaran los ojos y releyeran la sinopsis creyendo haberse confundido, pero no. La puesta en escena Huang Yi & KUKA se trata precisamente sobre eso. Su director, Huang Yi, es un vanguardista en su género al combinar elementos de tecnología mecánica dentro de sus espectáculos que, dicho sea de paso, son un boom desde el 2015 en su lugar de origen, Taiwán, y en otras latitudes del mundo.
El escenario se ilumina con una única luz que apunta justo a su centro, revelándose, por lo demás, desnudo de toda escenografía. En su lado derecho reposa, fuera de lugar y algo grotesco, un brazo robótico de uso industrial que, de momento, parece totalmente incapaz de desempeñar lo que la obra promete: danzar. El bailarín que lo acompaña viste un sobrio conjunto negro que, en concatenación con el oscuro escenario, da a la escena una atmósfera un tanto fría, incluso triste. Pero ello cambia rápidamente con la música orquestal que viene a marcar el inicio del ambicioso ejercicio artístico del coreógrafo, con alegres notas que probablemente todos hayamos escuchado alguna vez.
A lo largo del evento, la música va dando cabida a los dos universos paralelos, en apariencia tan lejanos, que se postran en el escenario con piezas clásicas y baladas, en su mayoría, para que tanto el bailarín como el público se sientan en confort; otra pieza recuerda el posmoderno género de la electroacústica minimalista, de la que el robot se vuelve el bailarín principal.
Resulta conmovedora la inclusión del lenguaje de señas donde las habilidades dancísticas del bailarín quedan de manifiesto en la delicadeza de sus manos, misma que se extiende a los simples movimientos de la máquina en una sincronía que, coronada con la melodía correcta, consiguió un resultado ciertamente poético.
Al ver danzar al robot, parece humanizarse su figura, hasta casi entenderse como un ser realmente animado, percepción que maravilla a unos pero que bien podría despertar sensaciones de angustia en otros. Ambas posturas, al final de cuentas, sólo verifican el alcance que tiene el desarrollo de la tecnología y la ingeniería mecánica dentro de las artes. El papel de la máquina en el escenario se vuelve fundamental conforme avanza la obra pues, en la escena final, funge como la herramienta clave que permite su desarrollo: su función de acompañamiento lumínico sobre una pareja de bailarines permite la exposición de una rutina de luz y sombras que narra la complejidad de las relaciones humanas, donde el talento de los danzantes tampoco se queda atrás, pues por momentos se desenvolvían como si fueran en realidad ellos marionetas del robot.
Muchas ideas quedan flotando al terminar de ver esta estupenda puesta en escena. Por ejemplo, la relación inevitable que en la actualidad hemos entablado con la tecnología y hasta qué grado influye en nuestras vidas. Las preguntas quedan sobre la mesa: ¿qué tan parte de nosotros son los objetos tecnológicos como nuestros celulares?, ¿qué tanto dependemos de las máquinas hoy?
Huang Yi Studio+
Huang Yi & KUKA
11 y 12 de octubre de 2019
Teatro Cervantes
Fotografía: cortesía FIC