El viernes 19 de octubre del 2018, en el marco del XLVI Festival Internacional Cervantino, se presentó la puesta en escena Negro y ninguno, danza-teatro butoh a cargo del director mexicano Espartaco Martínez.
Es a través del ensamble semiótico de elementos, que esta puesta nos conduce por un viaje de reflexión acerca de nuestra condición como seres humanos y genera una conciencia colectiva en el público. Negro y ninguno hace que el espectador se cuestione sobre el por qué estamos aquí y lo enfrenta con lo absurdo de la existencia, por lo cual es una búsqueda del sentido de la vida.
La semiotización de los objetos representa con éxito el significado pretendido. El performance crea una red de significados que pone en primer lugar a los intérpretes como macrosigno que, por medio del arte butoh, refleja los estados mentales y emocionales de cada uno de ellos, obteniendo como resultado un vínculo genuino con el espectador.
La exploración escénica de Grupo Retroprogresivo se hace evidente con las diferentes técnicas que cada intérprete domina, las cuales se expanden creando una atmósfera abstracta y surrealista. La contención corporal juega un rol vital, ya que la expresión verbal es casi nula, salvo en un momento en el que cobra el papel principal golpeando a quien lo mira con un discurso fuerte y conciso. En el resto de la función, el cuerpo se encarga de decirnos lo que las palabras no podrían transmitir.
Negro y ninguno es una puesta que lleva al espectador a poner sus sensaciones por encima de su racionalidad. Es gracias a esto que nacen diferentes cuestionamientos como ¿hacia dónde se dirige el trabajo escénico en nuestro país?, ¿cuál es su objetivo? y ¿qué buscamos al ser parte de él?
El director Espartaco Martínez invita a artistas escénicos y espectadores para arriesgarse fuera y dentro de la escena, demostrando que esa decisión puede llevarnos a lugares nunca antes explorados.
Grupo Retroprogresivo
Negro y ninguno
19 de octubre de 2018
Plaza San Roque
Fotografía: Cortesía FIC