Polifonía a dos pianos: hermanas Labèque por Rebeca Lsp

ManuelSánchez/ArchivofotoFIC2019

El frío cervantino estaba en su esplendor; en la larga fila había personas bien abrigadas y de temple sereno. La calle principal de la ciudad aún contaba con varios turistas en busca de lugares para continuar la “fiesta del espíritu” y la música de la estudiantina resonaba a lo lejos. Fuimos entrando lentamente al Teatro Juárez, que, para este evento, tenía las puertas de su bar abiertas, mismas que la mayoría de las veces están cerradas.

Las piezas a dos pianos han sido un giro discursivo reciente de este instrumento; giro gestado desde el romanticismo gracias a los requerimientos estéticos de la época y asentado apenas a mediados del siglo pasado, ya no como adaptaciones sino en obras intencionadas. Realmente son pocos los músicos que se animan a tocar en esta modalidad, quizás debido a la complejidad de su instrucción y ejecución. Es por ello que el dúo de las hermanas Katia y Marielle Labèque ha podido florecer en un terreno harto fértil, mas poco explorado, con lo que han logrado renombre internacional con piezas de diversos compositores creadas especialmente para ellas.

En el centro del escenario reposaban dos pianos de cola ancha aparente abrazados; las hermanas aparecieron y los aplausos de los presentes, muchos de ellos fanáticos, no se hicieron esperar. Comenzaron con el estreno en México de la obra de Bryce Dessner, El Chan, inspirada en una ciudad del estado de Guanajuato, San Miguel de Allende, y en el matrimonio del cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, amigo al que le musicalizó su última cinta, El renacido. Los pianos inician su canto con voces delicadas que se entrelazan y distancian en notas atonales; es nostálgico. De pronto, da un giro tan pintoresco como las calles empedradas de aquella ciudad, pero sin perder el tono sentimental que le precedía y culminando de forma abrupta e inesperada.

4 Movements for two pianos del compositor estadounidense Philip Glass, reconocido por ser parte de la corriente minimalista, dio continuidad al concierto. La pieza, que empezó a gestarse desde el 2011, resulta mucho más armoniosa que la anterior, con algunas reminiscencias a la música clásica, pero, claro, jamás igual debido al poderoso recurso de las dos voces, dándole mucho más cuerpo al discurso sonoro. Justo en esta ejecución es cuando comprendí porqué son una leyenda: la sincronía que las hermanas consiguen le da un efecto particular a su desempeño musical, pues crean una poderosa sinergia en el escenario cada vez que tocan con una vertiginosidad atrapante.

Después del intermedio, se integraron los percusionistas: Raphaël Séguinier y Gonzálo Grau. El público se mueve ansioso en sus butacas y los nuevos aplausos no se hacen esperar. Uno de los músicos solicita participar en una dinámica: chasquear los dedos a cierto ritmo para darle pie a la primera melodía, “Prologue”, de la obra Song´s from west side story, de Leonard Bernstein. La pieza entera abarca diferentes géneros, consiguiendo una atmósfera totalmente distinta a la que había antes del intermedio: coquetea con el jazz, luego pasa por un blues, se estaciona brevemente en un mambo y después se acerca al tango.

El evento finalizó en un éxtasis musical entre los artistas y el público que, eufórico, gritaba “MAMBO” en el momento cuando el percusionista lo indicaba y aplaudía mientras los artistas se despedían. La consonancia entre los dos pianos y las percusiones permitió explorar géneros familiares, pero reinterpretándolos. Un verdadero deleite.

Katia y Marielle Labèque 
20 de octubre de 2019
Teatro Juárez

Fotografía: cortesía FIC

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