Querido Juan Gabriel por Gabriela Cano

Me pregunto si escribiste Ya no vivo por vivir

un día pleno y brillante.

De esos en los que uno desayuna y se puede morir

porque lo ha tenido todo.

O si fue un día melancólico en que extrañabas.

Quiero decirte que es una de mis canciones favoritas.

 

¿Sabías que el más grande y dulce amor brotaba de los labios

con el primer mango del verano?

¿Qué hacía llorar ante la misión casi imposible de alegrarse?

¿Qué se parece más a la risa que a los chistes?

 

 

No me respondas. No es necesario.

Cuando era niña también hablaba con Dios

y tampoco solía decir nada. Entendí que el silencio

podía ser una respuesta.

Debes saber que te escuché en casa de mis abuelos

muy de mañana porque dejaban encendida la radio toda la noche

y que siempre desee una torera con pedrería

porque la primera vez que me ilusioné con Bellas Artes fue por verte ahí.

 

 

¿Sabías que el más grande y dulce amor

es el destino de haber sido arrojado a este mundo?

¿Qué se parece más al vacío entre montaña y montaña

que contempló algún poeta chino?

¿Qué no necesita imaginación para condolerse?

¿Qué existe como una melodía que se reproduce 139 veces

como un poema más o menos interminable?

Historia Anterior

La mar Por: Oscar Alberto Murillo Rubio

Siguiente Historia

El Divo por Lucy Cruz Carlos