The act, reseña por Esteban Govea

De apenas ocho capítulos, The act narra la historia, basada en hechos reales, de Dee Dee Blanchard (interpretada magistralmente por Patricia Arquette) y su hija, Gypsy Rose (interpretada por Joey King), una niña de edad incierta, enferma de cáncer y confinada a una silla de ruedas, que encima padece de una gama de males que van desde el asma hasta la alergia al azúcar, pasando por la epilepsia, falta de glándulas salivales y un desorden de aprendizaje; ambas acaban de mudarse a Springfield Missouri, donde la fundación Habitat for Humanity les construyó una casa, luego de que el par perdió su hogar debido al huracán Katrina.

            Pero, desde el inicio, desde la primera escena de hecho (para que no se me acuse de arruinar la serie), vemos que Dee Dee ha sido asesinada y que Gypsy está desaparecida. La policía comienza a interrogar a las vecinas y empiezan a surgir dudas sobre quiénes eran en realidad Gypsy y Dee Dee.

            Y es que, también desde el primer capítulo, somos testigos de que Dee Dee mantiene muchos secretos: desde un gabinete de medicinas gigantesco, repleto de todo tipo de medicamentos controlados y una cierta, digamos, maña de embolsarse objetos ajenos en el centro comercial, hasta el hecho de que su hija Gypsy podría no estar tan enferma como ella quisiera que todos creyeran.

            Así, The Act comienza a tener sentido como título, pues “act” es, claro, “acto”, ya sea uno cotidiano o uno performativo, como el acto de una obra de teatro o, y esta es la acepción que nos interesa, el acto de un artista tal como un comediante, un músico, un imitador o, incluso, un estafador.

            A lo largo de la serie seremos testigos de la maternidad tóxica, asfixiante de Dee Dee, su obsecada negación de que Gypsy es una muchacha en pleno despertar sexual, su manipulación emocional minuciosa, su empecinamiento por mantener a su hija en un estado de pueril inocencia por siempre.

            Y Gypsy no es un personaje meramente pasivo, sino que, fiel a su condición de adolescente, comienza a dudar de lo que dice su madre y a adoptar una actitud de rebeldía encubierta.

            La situación es, desde el punto de vista dramático, una bomba de tiempo, y la serie no escatima momentos de tensión para que sintamos esto desde el inicio.

            Además de las excelentes actuaciones tanto de Arquette como de King, el guion es uno de los puntos más fuertes de la serie, pues cubre un lapso de siete años en ocho capítulos, sin perder por ello de vista el desarrollo de los personajes y el incremento progresivo de la tensión dramática entre las dos mujeres, simbolizada por el abarrotamiento progresivo de cajas y bolsas en la casa donde viven y donde transcurre la mayor parte de la acción. La música, de Jeff Russo, contribuye a aumentar esta atmósfera de tensión.

            En suma, The Act es una serie digna de verse, un drama bien escrito y basado en un hecho real, lo cual no ha dejado de generar controversias por parte de los involucrados, de las cuales no hablaré para no arruinar nada. De hecho, recomiendo ver la serie e informarse sobre el caso luego, porque, aunque sabemos desde el primer capítulo que Dee Dee será asesinada, conviene no saber todos los detalles.

           

 

Esteban Govea (1988) es un poeta, narrador y guionista nacido en Guanajuato y radicado en la Ciudad de México. Estudia el doctorado en filosofía en la UNAM. También estudió guion de cine en el CCC. Es autor de Sexto sol, La música cósmica y La poética robot, todos ellos disponibles en Amazon.

 

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