El viejo y el joven tienen algo que decir por Joan Carel

Fotografía: cortesía prensa FIC

Aunque el Quijote es el protagonista de este Festival Internacional Cervantino, esta vez merece un descanso para hablar en su lugar sobre las apreciaciones de lo bello y sus variaciones a lo largo del tiempo, sobre todo el contraste de opiniones y gustos de una generación a otra.

En esta ocasión el Teatro Juárez se transformó en una cápsula del tiempo en donde el Teatro Comunale di Bologna trajo la Italia del siglo XVIII al Guanajuato del 2016 con dos intermezzos de Giovanni Battista Martini (de quien fueron discípulos Mozart y Bach), Il Maestro di Musica y su versión del clásico cervantino, Don Chisciotte.

Céntrese la atención  pues en Il Maestro di Musica, en donde una soprano da vida a un grácil y travieso joven estudiante y para quien las pelucas, máscaras, poses y solemnidad de las interpretaciones entonces clásicas, son accesorios tediosos e innecesarios para la expresión de su espíritu inquieto y aventurero. ¿Suena familiar?

A diferencia de los jóvenes que con cada década se vuelven más  irreverentes a la tradición de sus padres, este joven estudiante busca incansablemente escapar a su lección de música, mas nunca pierde el respeto por su apasionado maestro tenor quien, aunque se exaspera y pierde a ratos la paciencia, continúa diligentemente sus lecciones mostrando la capacidad de las cuerdas de una orquesta de cámara, así como su propia voz, para simular el trinar de las aves y da el ejemplo a su pupilo compartiendo sus composiciones  -seguramente atrevidas para los formadores del maestro-  en donde su pecho, “blu, blu, blu”, bulle de amor como burbujas.

“Nadie prospera si no estudia el gran arte del no ser y parecer” repite el maestro cada vez que su joven alumno parece sintonizar con sus enseñanzas y entender por fin la dádiva que otorga el arte para conocer y vivir cada matiz y variante del absoluto pero nunca acabado hombre universal.

El gran arte del no ser y parecer o parecer tanto que casi se llega a ser. ¿Eso último no se parece a la experiencia del Quijote? Aunque en la propuesta del compositor italiano Don Chisciotte se retracta de querer parecer un gallardo caballero desde su caballito de madera estando apresado y atemorizado por la magia de la altiva Alcina, quien más que vencerlo busca enfrentarlo a sus miedos para fortalecerlo. Al principio va feliz Don Chisciotte a la batalla encadenado, pero su cobardía emerge hasta el grado de que la hechicera cansada le reproche “Si temes mi magia no funciona. ¡No tiembles! Así actúa el hombre sin honor”. Convirtiéndose ambos en títeres de un bufón  Sancho mudo que bien aprendió de la valentía ahora ausente de su señor, exclama Don Chisciotte “Soy plebeyo, no caballero. Cedo a mi sino, no ante ti.”, a lo que Alcina, frustrada  y resignada, responde “Eres un cobarde”.

Que el alumno o  escudero supere a su maestro o señor no le quita mérito al último. Si no hubiera existido un formador o precursor, ¿las enseñanzas de quién habría cuestionado o perfeccionado la nueva generación? A veces el maestro o gran caballero tropieza, se frustra, se rinde,  mas su fiel discípulo, como un acto de gratitud por la formación generosamente ofrecida, puede retomar las cuerdas de su mayor y ponerlo de pie.

Las disputas entre la gente que va y la que llega no son cosa nueva ni cesarán, mas si las dos perspectivas, en lugar de negarse mutuamente, se observan y conviven con respeto, un camino nuevo e inimaginable se abrirá. Hágase ahora una más que bella fotografía de una mujer mayor de cabello plateado  peinado en eléctrica punta –quizá “estrafalario” para muchos de su generación-  mientras toca solemne y perfectamente una pieza de 1746  en un antiguo clavecín. ¿Puede negar que ambos bandos son capaces de entenderse, que ambos tienen algo valioso que decir?

Teatro Comunale di Bologna
Martini: Intermezzo de Don Quijote e Il Maestro di Musica
Teatro Juárez
7 de octubre. 21 horas

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