Close your eyes for your eyes will only tell the truth
and the truth isn’t what you want to see…
Epístolas que se transforman en poemas, poemas que danzan bajo la cadencia del tango, tangos que, lejos de la epístola, tocan la otredad al separarse de su carácter íntimo y privado. Cuando en el año 2002, Anne Carson, poeta y ensayista canadiense, decidió escribir una novela-ensayo en 29 tangos acerca de una relación adolescente transformada en un matrimonio sentenciado al egoísmo, conocida bajo el nombre de La belleza del marido, no sólo dibujó una historia acerca del amor, la traición y la soledad, sino que con un estilo que fluctúa entre la prosa y el verso y una relación directa a John Keats y su belleza como una verdad. La autora desdibujó los límites de la fantasía y de la realidad al crear a dos personajes tan íntimamente humanos que sólo podrían ser ficción.
En el desarrollo de la vida de los dos personajes principales, el marido y la esposa, ambos se encuentran en constante tensión a causa de sus propias pasiones, pues mientras ella está sumergida en un matrimonio sólo recolecta sinsabores y experiencias que rayan en la decepción. Él se encuentra en un estado de continua lucha consigo mismo a causa de lo que siente (cariño hacia su pareja) y lo que quiere (la libertad de un hombre sin títulos ni contratos).
Cuando la esposa mencionó por qué estaba con él, con sinceridad confesó que era por su belleza, lo cual no me es complicado entender, ya que lo hermoso de algo o de alguien, hablando estrictamente del aspecto físico, siempre va a jugar como un punto de atracción primario, incluso a veces como uno decisivo. El marido, por su parte, decidió permanecer atado a una relación en la que mentía constantemente acerca de todo; quizá, su elección de mantenerse cercano a ella, aun después del divorcio, pudo deberse a que él quería que la esposa, de alguna forma, se mantuviera conectada a él de manera emocional y tal vez hasta psicológica, por lo cual, siempre trató de mantener una conexión entre ambos al hacer uso del cariño que su pareja sentía por él y manejarlo según sus necesidades, con tal de mantenerla consigo el mayor tiempo posible pero dejando pistas acerca de su naturaleza egoísta. El marido mentía para que ella fuera consciente de que nada era real, porque si fuese real, entonces él no sería el hombre que deseaba ser.
[…]
Mentiroso.
Qué puedo decir.
Mentiroso.
Pero.
Mentiroso.
Pero por favor.
Destructor mentiroso sádico falso.
Por favor.
Por favor qué.
Sálvame.
[…]
(Carson, 135)
La esposa tenía conocimiento tácito de la naturaleza egoísta de su pareja. Tal vez al principio no dimensionó la profundidad de ésta, pero sí guardaba un ápice de claridad acerca de su personalidad, por lo que no puedo sino preguntarme acerca de la cantidad de culpa de la que es responsable cada uno dentro de su propia destrucción, ya que de la misma manera en que se concede el permiso de demolición sobre nuestra persona. También se otorga el derecho de poner un punto final en el momento en que así sea deseado; ¿o es que acaso, movidos por el aura de misterio que emana del interlocutor, resulta imposible resistirse a su canto de sirena? Adeo parata seditio fuit ut Othonem rapturi fuerint, ni incerta noctis timuissent (Carson, 85).
En este poema, Anne Carson ha hecho que me cuestione los roles de cada uno de los protagonistas y sus reacciones a las situaciones en las que se ven envueltos, todo encapsulado en una prosa poética que me mantuvo en una montaña rusa de emociones muy cercanas a la empatía, la impotencia y el entendimiento; sólo por el hecho de trasladar mi momento de lectura de un tango a otro, entre la frontera del resentimiento a la lejanía del olvido y la indiferencia.
… in the dark is easy to pretend
that the truth is what is ought to be.
-Lloyd-Webber, “Music of the night”
Carson, Anne. La belleza del marido. Lumen: Barcelona, España, 2003. Print.
Lloyd-Weber, Andrew; Hart, Charles y Stilgoe, Richard. “The Music of the Night”, The Phantom of the Opera, Peermusic Publishing. The Bycicle Music Company, 1986. En línea, https://genius.com/Andrew-lloyd-webber-the-music-of-the-night-lyrics.