Título: Voces de Chernóbil: Crónica del futuro
Autor: Svetlana Alexiévich
Editorial: Penguin Random House (Edición de bolsillo)
Año: 2015
Páginas: 406
«-¿Cómo se muere después de Chernóbil?»
Valentina Timofevévna Ananasévich (esposa de un liquidador)
Una solitaria voz Humana, Voces de Chernóbil.
Svetlana Alexiévich.
¿Qué es Chernóbil?… desde mi perspectiva como lectora, fue peor que cualquier guerra o que la muerte misma. Fue «algo» tan desgarrador que enmudeció no sólo a la población de ese lugar y sus alrededores, sino al mundo entero. Digo “algo”, porque no encuentro palabras para describir ese suceso tan doloroso, del que sólo la muerte era un alivio para las almas de aquellos que lo vivieron en carne propia… las verdaderas Voces de Chernóbil.
Libro #24 de mi lista anual y lectura de Julio en mi Club de Lectura @LectoHólicos -en grupo Online-, de la escritora bielorrusa Svetlana Alexiévich (1948), ganadora en el 2015 del premio Nobel de Literatura.
Voces de Chernóbil: Crónica del futuro, ensayo publicado en 1997; expone ante nuestros ojos, la otra cara de Chernóbil, -me refiero a la tragedia, la catástrofe radioactiva, vivida en ese lugar en 1986-, a través de un trabajo periodístico extraordinariamente confeccionado bajo una pincelada literaria, -casi poética-; en la que, a través de los testimonios de muchas personas que vivieron la tragedia en carne viva, se destila información de primera mano (la no oficial); de cómo sucedió, cómo lo vivieron, cómo fue exactamente, cómo se vió físicamente, cómo se sintió, cómo lo manejó el gobierno, qué les dijeron, qué les hicieron hacer, qué consecuencias hubo y todo el calvario que sufrieron.
En lo personal, empecé a leer la historia con bajas expectativas, -para ser sincera-, pensé que iba a ser algo similar a Ana Frank, o La bailarina de Auschwitz, pero me sorprendió bastante. Primero por la forma. El ensayo está dividido en tres partes: “La tierra de los muertos, “La corona de la creación” y “La admiración de la tristeza”. En los mismos, la escritora nos presenta un conjunto de cuarenta y dos monólogos (testimonios) y tres coros; que juntos, son la evidencia de la historia no oficial y no contada sobre esta catástrofe humana.
En segundo lugar, me impresionó este libro por el contenido, que radica en el corazón de estos monólogos. Son testimonios de mujeres, hombres, niños, ancianos, historiadores, fotógrafos, maestros, docentes, físicos, químicos, algunos militares retirados, personas que directa o indirectamente vivieron este suceso. Estos testimonios, (que advierto), son muy dolorosos, desgarradores, y bastante deprimentes. En ellos, la ganadora del Nobel, nos deja vivir Chernóbil a través de todas y cada una de estas voces, sus consecuencias físicas, emocionales, psicológicas, culturales, políticas y sociales. Voces que nos comparten cómo perdieron su hogar, en un abrir y cerrar de ojos, quedándose en la calle y como su casa, prácticamente fue sepultada. Otras voces, denuncian los injustos rechazos, discriminaciones que las mismas personas de las comunidades aledañas a Chernóbil, hacían a la gente evacuada de este lugar. Cómo otras voces, relatan la desgarradora realidad de ver a sus seres queridos transformarse físicamente en un “monstruo”, debido a las consecuencias que la exposición a altísimos e inimaginables niveles de radiación, repercutieron en sus cuerpos, viéndolos morir paulatinamente en un lapso de semanas, o a lo mucho mes. Cómo la radiación contaminó, todo, absolutamente todo en ese lugar: el suelo, el aire, la ropa, los muebles, las plantas, los alimentos, los animales, los árboles… todo era nocivo y mortal para cualquier alma viviente. Por eso ese pueblo se convirtió en un pueblo fantasma.
En tercer lugar, este libro también me sorprendió por el potente mensaje que Alexiévich, manda al mundo a través de este trabajo periodístico, y sólo los que pueden ver, ven entre líneas. Me refiero al trasfondo. Ese rechazo a la “historia oficial” contada y manipulada por las fuentes oficiales. Esa historia que, construida con diversos intereses, nos muestra la realidad del suceso, esa realidad que se ha silenciado, con medallas, diplomas, dinero extra y menciones heróicas, pero que nunca revivieron a las víctimas inocentes, que muchos de ellos, cegados por el amor a la patria, dieron su vida (sin protección adecuada) en algo que desconocían completamente. Tampoco esta historia va a quitarle el cáncer en la sangre a niños, ni a reconstruir el hogar de miles de familias que quedaron en la calle. Esa historia, cuya verdad fue silenciada, sigue latiendo en la memoria de estas personas, (o sus descendientes).
Es por ello, que este trabajo, merece mi respeto, y me pongo de pie, porque nos recuerda la importancia de la memoria colectiva, aquella que cuestiona, señala, habla sin miedo y que se atreve a cambiar la construcción de esta historia, que ya estaba bastante manipulada. La memoria reescribe, y las verdaderas voces de Chernóbil, en conjunto con el talento de Svetlana Alexiévich, nos ayudan a preservar la verdadera historia, la cualitativa, aquella que no se reduce a números, cifras, y pérdidas materiales. La vida, no se mide en números, no podemos presumir empatía, si sólo nos limitamos a los números, a las coronas laureadas, o a las medallas. Alexiévich, nos recuerda con este libro que nunca debemos permitir que callen nuestras voces, somos humanos, y que, al discurso de la historia de Chernóbil, – la oficial-, le falta bastante humanidad.
Le doy 5 estrellas, un libro que recomiendo y que puedo considerarlo de lectura obligada. Es garantía de calidad para mí y nos deja bastante que reflexionar y valorar de nuestra vida diaria.
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