De mi mamá tengo casi todo: los rizos de su cabello, las ojeras, la herencia familiar del dedo gordo y hasta en algunos momentos el mismo tono de voz. En conversaciones telefónicas he engañado a más de una tía. Lo que he guardado para mí y para los demás es su gusto por la música. Juan Gabriel es uno de ellos. Actualmente y con mucho orgullo, lo tengo en mi top.
Juan Gabriel siempre ha estado en mi vida, por lo menos eso recuerdo. Desde el abrázame muy fuerte de aquel amor no consumado. Hoy de ese amor sólo queda el fue un placer conocerte. También existe en la despedida del amor eterno a mi abuela el año pasado. Durante años me he preguntado si es viable el yo no nací para amar o el yo no sé qué me pasó, para justificar el empedernido amor que nace espontáneo. Podemos decir Buenos días señor sol, para recibir la mañana. Dedicarle un aplauso al amor que llega y uno viejo se despide en Lo Pasado, Pasado. Pero, para qué le dedicamos tiempo a la historia no suscitada, cuando no vuelven los amores lo mejor es asumirlos con Así Fue.
Las rancheras nunca las cantó mal. El Palo dado ni Dios lo Quita nos recordó al México que se nos fue. Cómo no recordar con Se me olvidó otra vez escuchada muchas veces en las tertulias que se comparten con aquellos que se quiere.
Juan Gabriel desde niño ha simbolizado una manera de ver y vivir la vida. Su extravagancia en los últimos años siempre fue el foco en muchas conversaciones: las lentejuelas, las botas rosas, el cabello largo suelto, sus bailes, su caída que terminó con una muñeca quebrada. Su diabetes lo fue absorbiendo, según de conocidos siempre se cuidó, pero su obesidad fue prueba evidente de lo contrario.
Con mi abuela, en su lecho de muerte, a lo lejos se escuchó Amor Eterno y tal como relata la canción “desde ese día hasta hoy no soy feliz”. ¡Te extraño mucho mi Cuquita! Como en la muerte del palomo triste está el palomar y su palomo, mi abuelo Gonzalo, cuenta las horas para reunirte en su lecho, porque una historia juntos de 70 años nunca terminará.
Cuando Alberto murió fue domingo al mediodía. Se terminó una poderosa máquina de componer canciones. Único en su tipo, pues pudo recuperar los derechos de toda su obra frente a los monopolios de las disqueras. Se fue un grande, pero nos deja una leyenda.
¡Juan Gabriel Vive!
Una vez le preguntaron a José Alfredo de su canción favorita no compuesta por él y su respuesta fue rotunda: Se me olvidó otra vez. Su admiración parecía más un reclamo. Era una canción que él pudo haber compuesto, pues en la frase “por eso aun estoy en el lugar de siempre y con la misma gente” …
