Quinientas veces el mismo concierto por David Mondragón

Isaac García (cortesía FIC)

¿De qué hablamos cuando hablamos de arte? Sin duda, se mencionan demasiadas cosas, no importa si quien lo dice es crítico de arte o un entusiasta. Cada sujeto tiene su propia sentencia y, por sencilla o elevada que resulte, tiene razón; a fin de cuentas, el arte, visto desde los ojos de cada individuo, puede tener significaciones diferentes según el tiempo y el lugar en el que se mire. Cada uno generará su experiencia estética y con ello llegará su propia interpretación.

La noche del domingo 24 de octubre, Bruno Axel, director de orquesta y violinista español, llegó al escenario de la Alhóndiga con una propuesta titulada Las extaciones Vivaldi 3.0, la cual llamó la atención entre el público cervantino, pues Las cuatro estaciones originales del compositor veneciano son una obra tan reproducida en diversos medios artísticos y de difusión masiva que ¿quién no conoce y a quién no le gusta Vivaldi?

El director promete “revolucionar” la música clásica a través de su obra, término que en principio es presuntuoso porque ¿qué se le puede añadir a lo que desde su principio ya es sublime? Para ello, lo acompañó la Orquesta de Cámara Higinio Ruvalcaba y, para transmutar la obra al funk, soul y electrónica, también contribuyeron el bajo eléctrico, el piano y la batería.

A las 20 horas, la gradería estaba llena y permanecía expectante. El espectáculo dio inicio: en la pantalla se reproducía un video estrafalario y colorido que acompañó a la música en todo momento. Bruno tocaba y dirigía utilizando al arco como instrumento y como batuta; al hacer contacto con el violín, las estaciones se hacían presentes; al despegarlo y señalar, las mezclas de estilos musicales se alternaban una y otra vez siguiendo el capricho del director.

No pude evitar pensar que la propuesta de Bruno era muy buena; sin embargo, lo más bello del concierto seguía siendo la obra de Vivaldi. También me percaté de que Bruno es un buen mozo, con estilo y sonriente. ¿No era acaso un individuo de buena cuna en escena sacando provecho de su carisma, elementos visuales y, sobre todo, del canon ya aprobado, quien nos vendía un espectáculo bonito? ¿De qué hablamos cuando hablamos de arte? 

Una pequeña brizna acechó el escenario y una cantidad reducida de gente, pero considerable, comenzó a salir ¿acaso ellos compartían mi sentir?—. Luego la brizna también se fue y de pronto los violines comenzaron a vibrar violentamente. Era el tercer movimiento de Vivaldi y la última canción del concierto. En el “Verano”, los géneros contracultura empleados antes se mezclaron al unísono bajo un concepto rítmico cercano a la locura.

La apuesta de Bruno de “revolucionar” los clásicos triunfó entonces. En el ocaso, la reinterpretación de Las…estaciones ardió y deliró de tal modo que se ganó el título de extaciones. Como alguna vez dijo Igor Stravinsky: “Vivaldi nunca ha escrito quinientos conciertos, sino quinientas veces el mismo concierto”. ¿Por qué no reproducirlo quinientas veces más y no sólo como lo conocemos canónicamente, sino con el lente de lo que significa el arte en nuestro tiempo y espacio?, porque después de todo ¿qué es el Arte?

 

Bruno Axel y Orquesta de Cámara Higinio Ruvalcaba
Las extaciones Vivaldi 3.0
24 de octubre de 2021
Explanada de la Alhóndiga

Fotografía: Isaac García (cortesía FIC)

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