Nuestro tiempo está lleno de la impresión de pérdida y sufrimiento, dice Bracha L. Ettinger, donde el límite de la nostalgia está siendo superado por un ánimo de declinismo.
Ese “triunfo de la nostalgia” es el padecimiento de nuestros tiempos; pero lo ha sido desde lo griegos quienes añoraban los tiempos no vividos, pero en su imaginario siempre mejores.
El siglo XXI ha heredado una especie de pesimismo fundacional, las sociedades actuales reedificaron sus formas de pensamiento a partir de los restos de la Segunda Guerra Mundial y de cara al avance de la globalización. Latinoamérica tiene sus propios cimientos, antecedidos de múltiples despojos, ocupaciones y dictaduras.
Vivimos pendientes y temerosos de perder el brillo que antes nos hacía resplandecer, un pasado a veces remoto, del cual nos creemos poseedores aún de alguna gloria y memoria. Mantenerse dorado es el sueño de todos, en especial de aquellos que están del otro lado, es decir, los que están fuera del límite; mantener el brillo a pesar de la vida que se viene en contra.
“Stay Gold Ponyboy” es lo que le repite constantemente Johnny Cade a Ponyboy Curtis en The Outsiders.
La novela de S. E. Hinton, llevada al cine por Francis Ford Coppola, narra en primera persona, desde el personaje de Ponyboy, todo lo que acontece a la pandilla de los Greasers.
Un grupo de adolescentes envueltos en conflicto permanente y problemas de una sociedad estadounidenses que siempre los ha relegado, poniéndolos en el lugar al que pertenecen “su lugar”, siempre fuera, siempre forasteros. La paradoja del Otro se presenta cuando pese a estar en el mismo sitio, siempre se está fuera.
Ser los forasteros, los intrusos, los que están del otro lado, los outsiders, no es nada fácil. Imaginemos ahora cuando estar fuera no es una opción, es la única opción.
En ocasiones, privilegiados por un nivel socioeconómico o educativo, ponemos pensar que las aspiraciones individuales, relacionadas con grandes proyectos, están por encima de banalidades a las que una clase socioeconómica más baja se plantea; Todos tienen derecho a soñarse con más posibilidades, con más recursos, con un mejor trabajo. Todos tiene derecho a soñar con un viaje a la playa, un smartphone de ultima generación o una prenda de “marca”. Todos, incluso los Otros, aunque esas aspiraciones parecen poca cosa frente a quienes “sueñan en grande”.
Los outsiders no eligieron estar ahí y no quieren estar ahí, con el paso del tiempo han sabido afrontar esa realidad e incluso sentirse orgulloso de donde están, de estar de ese lado. Hagamos un ejercicio imaginativo: los invito a pensar en quienes llevan toda su vida, quizá tres o cuatro generaciones, aspirando a algo mejor, a quienes sueñan con estar del otro lado y quienes se tienen que repetir contantemente, aunque en otras formas, para sí mismos, porque no tienen a alguien al lado que los anime: ¡STAY GOLD!
No basta con querer una vida mejor. Estar fuera, coloca al Otro en el extremo más bajo de la escala de valor.
Están además de frente a un camino poco esperanzador: aunque ya acostumbrados a las crisis y a las pocas posibilidades, las cosas siempre podrían estar peor, y lo poco que se tiene, lo podrían perder.
En una escena clave de la historia, el poema "Nothing Gold Can Stay", de Robert Frost cobra relevancia, Pony lee en voz alta en poema para Johnny:
Nature's first green is gold,
Her hardest hue to hold.
Her early leaf's a flower;
But only so an hour.
Then leaf subsides to leaf,
So Eden sank to grief,
So dawn goes down to day
Nothing gold can stay.
Recordándonos la permanente nostalgia de sentir que se perderá algo, aunque es una nostalgia inexplicable, porque es algo que quizá nunca se ha tenido. “Aquí nadie vivirá para siempre”, termina de forma semejante un poema de Nezahualcóyotl (traducido del náhuatl al castellano por Miguel León Portilla).
Johnny insiste a Ponyboy, y lo hará hasta el momento en que muere en el hospital, luego de una pelea entre pandillas, a “permanecer dorado/Stay Gold”.
En la película Ponyboy intenta redimirse en sus actividades escolares, y para ello escribe un ensayo que comienza con las primeras líneas de la novela de S. E. Hinton: "Cuando salí a la luz del sol después de la oscuridad de la sala de cine, tenía sólo dos cosas en mente: Paul Newman y el viaje de vuelta a casa… "
The Outsiders, nos regala un panorama sobre la nostalgia de estar siempre fuera. Cuando las cosas se pongan difíciles y la vida se nos venga encima, repitamos para nosotros ¡Stay Gold! tal como los que están del otro lado llevan repitiéndoselo siempre.
Recomendaciones
Para Leer:
Entrevista con Bracha L. Ettinger (16 de diciembre de 2016). Art in a Time of Atrocity. The New York Times, The Stone. https://www.nytimes.com/2016/12/16/opinion/art-in-a-time-of-atrocity.html?emc=eta1
Para ver:
The Outsiders, basada en la novela de S. E. Hinton (Viking Press, 1967) dirigida por Francis Ford Coppola (Warner Bros. Entertainment, 1983). Protagonizada por Thomas Howell, Ralph Macchio, Matt Dillon, Heather Langenkamp, Patrick Swayze, Rob Lowe, Diane Lane, Emilio Estévez y Tom Cruise.