Una herramienta maravillosa para encontrar agua Aarón González Alvarado

A lo largo de la historia de la humanidad, el agua ha influido en la vida espiritual y social de diversas poblaciones y ha determinado sus lugares de asentamiento. Dada la importancia del agua para la vida de todos los seres vivos, y debido al aumento de las necesidades de ella por el continuo desarrollo de la humanidad, el hombre está en la obligación de proteger este recurso y evitar toda influencia nociva sobre las fuentes del preciado líquido, y una de las ramas especializadas en encontrar y estudiar los depósitos de agua a lo largo de nuestro planeta es la Hidrología y la Hidrogeología.

Así que durante los siguientes párrafos te hablaré sobre estas disciplinas científicas de la Geología que en otros momentos de la historia o para ciertos grupos parecerían “mágicas”, importantísimas para encontrar el preciado líquido de nuestro planeta; el agua.

La Hidrología es la ciencia que se dedica al estudio de la distribución, espacial (lugar) y temporal (a lo largo del tiempo), y las propiedades del agua presente en la atmósfera y en la corteza terrestre, como por ejemplo la lluvia o los depósitos subterráneos. En la actualidad la Hidrología tiene un papel muy importante en el planeamiento del uso de los recursos, y ha llegado a convertirse en parte fundamental de los proyectos de ingeniería que tienen que ver con el suministro de este líquido, así como drenaje, protección de las estructuras contra la acción de ríos y también para sus usos recreativos.

Por otro lado, la Hidrogeología trata del estudio y conocimiento de las aguas almacenadas bajo el suelo y conviene añadir enseguida que la etapa subterránea de las aguas terrestres es limitada y accidental, que esas aguas antes no eran subterráneas y que esas aguas después no serán subterráneas debido a que son desplazadas ya sea por acción del hombre (extracción de pozos, etc.) o debido a procesos naturales (como fracturas en las rocas donde se alojan los depósitos subterráneos).

Ambos estudios tienen relación con el ciclo del agua, que desde pequeños nos enseñaron que es la manera en que este recurso vital se forma, como viaja y cambia en diferentes estados (sólido, líquido y gaseoso) y hasta su disposición final en nuestras actividades o en la misma naturaleza.

El ciclo hidrológico del agua comienza con la evaporación a la atmósfera del agua del mar, sigue con las lluvias, continua con la evaporación y evapotranspiración (vuelta a la atmósfera desde el suelo o desde la vegetación), la escorrentía (corrientes esporádicas que la lluvia produce en los ríos), la infiltración y circulación subterránea (fenómeno lento, de días, hasta décadas y hasta milenios en ocasiones donde el agua se infiltra hacia el subsuelo), las nacientes (que mantienen los ríos y descargan el agua subterránea) y finalmente los usos por el hombre y la descarga de los ríos al mar. El ciclo se cierra volviendo el agua al mar o a la atmósfera.

El proceso de almacenamiento del agua subterránea puede describirse más o menos como sigue: En el subsuelo de los terrenos se encuentran formaciones geológicas que a veces consisten en rocas porosas (como las arenas y gravas), o en otras ocasiones en rocas fisuradas (como las calizas o algunas rocas volcánicas). Tanto los poros como las grietas de estas formaciones generan en el subsuelo una serie de huecos que constituyen el ámbito natural de las aguas subterráneas. Cuando hay un aporte de agua, generalmente a través de la lluvia, o también por un curso de agua superficial, como un río, o un lago, o incluso en relación con un riego agrícola, parte del agua que cae sobre la superficie no se evapora (no vuelve a la atmósfera) ni escurre (aportando a un río), sino que se filtra, y rellena los poros o grietas de las rocas del subsuelo y constituye lo que son las aguas subterráneas.

El agua infiltrada, poca o mucha, sigue descendiendo por gravedad hasta llegar a zonas por debajo de las cuales ya no hay poros o grietas. Entonces, como la alimentación tiene siempre un cierto carácter periódico, va acumulándose, llenando estos espacios, formando lo que se llama la zona saturada.

El nivel de agua en la formación geológica (llamada acuífero) seguiría subiendo de forma natural, acumulándose y, finalmente, el agua que va rellenando el terreno acuífero, o bien se pone en movimiento, porque le entra más por un sitio que por otro, o bien encuentra una salida natural originando manantiales, fuentes y con frecuencia ríos.

Una vez sucedido esto, es cuando el ser humano comienza a utilizar esta agua, ya que, debido a todo el proceso antes mencionado, el agua almacenada en estos acuíferos es muy limpia, debido a la cantidad de filtros por donde se vino acumulando este líquido vital para la vida en la Tierra.

Es la manera principal que tenemos para obtener agua, y a lo largo de los años se han buscado la forma de extraer esta agua de la manera más eficiente posible, para no agotar este recurso tan preciado que tenemos.

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