Tengo más de un trastorno mental y me siento orgullosa de poder admitirlo. por Pau Serrano.

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No estoy loca, tengo TLP por Pau Serrano.

Mira, ahora va con la mirada al frente…

Entre otras condiciones psiquiátricas, tengo un trastorno de la personalidad (en realidad son dos). Si reconocerlo es complicado, escribir sobre ello es peor, no sabía sobre qué escribir, ni siquiera me considero buena escribiendo, pero aquí estoy.

Comienzo la columna de hoy hablando sobre trastornos mentales, porque funciona como un parteaguas para hablar sobre la salud mental. Soy una fiel creyente de que cualquier persona a la que voltees a ver sufre de un trastorno, y esta puede saberlo o no. Existe una gran variedad de trastornos mentales, y cada uno se manifiesta de distintas maneras: se caracterizan por alteraciones del pensamiento, la conducta, la percepción, y las emociones. Los más conocidos son la depresión, ansiedad, bipolaridad, esquizofrenia y el autismo, y que aunque este último se considera más un trastorno del desarrollo, actúa de manera muy similar, e igualmente se trata con un psiquiatra. Actualmente existen tratamientos eficaces para el control de estas enfermedades, dando así oportunidad a que esto no sea un impedimento en la vida cotidiana de las personas que padecen algún trastorno.

Según la OMS tan sólo la depresión afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo.

Solía ser una persona normal, título que se le da a los que no acuden a terapias y psiquiatras, un día, a mis 15 años, decidí que no quería seguir viva. No había un motivo verdadero, simplemente lo que quería era morir.  Mis padres, unas personas maravillosas, se dieron cuenta de que algo estaba mal y me canalizaron con tanto especialista como podían encontrar. A partir de ese episodio de depresión tuve la fortuna de encontrar un psiquiatra que me entendía, y poco a poco aprendí a conocerme mejor, entender cuando estoy triste, cuando estoy deprimida, evitar tragedias o complicaciones.

Tener trastornos es algo difícil, en ocasiones no se es dueño de sus actos, o inclusive pensamientos; se refiere a lo que es lidiar con explicarle a la gente, enseñarle, y desmentir sus falsas creencias.

Existen varios mitos sobre los trastornos; sin embargo, no son cómo lo cuentan, todos los trastornos son distintos, pensar en nosotros es pensar en la voz hablándote y diciendo qué hacer, personas imposibilitadas, trastornadas y distantes. Al menos en mi caso es todo distinto, tengo que cuidar mis palabras porque a veces simplemente no hay filtros, me cuesta mucho trabajo controlar mis emociones y le tengo un miedo irreal al futuro. La incertidumbre y yo somos los peores amigos. La última vez que tuve un episodio de depresión y ansiedad (4 meses) me cerré a la vida, jamás le desearía algo así a nadie, pero sucedió algo increíble, por más que quisiera alejar a las personas, algunos decidieron quedarse y darme lo mejor de ellos, así es como yo pude sacar algo bueno de mí.

Me encantaría vivir en un mundo utópico donde la gente no te juzgue por saber reconocer que no somos perfectos, que tenemos problemas y, mejor aún, por querer trabajar para estar bien con uno mismo. Esto podría terminar pareciendo un boletín de los que encuentras fuera del hospital pero, de verdad: es normal tener depresión, ansiedad, trastornos o simplemente necesitar terapia, lo que no es normal es acostumbrarte a estar triste y autodestruirte.

Expongo esto porque, conforme va pasando la vida y conozco a más personas, me doy cuenta de lo infravalorada que está la salud mental, siendo muy franca, estoy cansada de que aún en este siglo se siga escuchando cosas como “es que está loco, tiene bipolaridad, está mal de la cabeza”. Recuerda que seguramente tú tienes una condición psiquiátrica y ni siquiera lo sabes.

Por un mundo con menos caras tristes.

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